Los mexicanos nos quejamos de la ignorancia de los gringos, ellos (los gringos) en su gran mayoría creen que el cinco de Mayo es el día de la independencia de México; el pueblo en general felicita a los paisanos de Benito Juárez, pide una Corona con “lime” y dice bonachonamente: -¡Feelíz C‘inco di Maaaahío! Los altos políticos norteamericanos y las logias masónicas mexicanas también celebran año tras año este día, pero sus razones son menos inocentes.
El pueblo mexicano cree que en una batalla ocurrida hace 146 años, el cinco de mayo de 1862, centenares de indígenas zacapoaxtlas comandados por el General Ignacio Zaragozaderrotaron a las tropas invasoras e imperiales de Francia que venían a invadir México con el pretexto de cobrarle una deuda. Esta es la versión oficial y todo mexicano lo grita y lo festeja como si hubiera pasado ayer y como si algún abuelo suyo hubiera sido defensor de la Patria.
La triste realidad:
En 1841 México fue despojado de los territorios de Texas, en 1848 pierde más de la mitad de su territorio (los estados de California,Arizona, Nevada y Utah y parte de Colorado, Nuevo México yWyoming). En sólo 10 años los conservadores mexicanos, ante el riesgo inminente de una anexión total de lo que quedaba de México al naciente imperio anglosajón, acuerdan con Francia atacar a los norteamericanos desde Canadá por el norte y desde México por el Sur para recuperar para Francia lo que era de Francia y para México lo que era de México. Los soldados franceses llegaron a México como aliados de los patriotas mexicanos.
Por supuesto que los norteamericanos ya habían minado la unión de los mexicanos (la cual sigue tremendamente fragmentada hasta nuestros días) por medio de las logias masónicas disfrazadas de idealistas liberales, formaron un grupo opositor ante cualquier imperio europeo y se opusieron a la figura imperial de Maximiliano; Benito Juárez, incondicional de los gringos, se encargó de fusilar en el Cerro de las Campanas, en Querétaro, al representante de la casa de Habsburgo y de hacerles frente a las tropas francesas, nuestras aliadas, destruyendo de tal forma la última oportunidad en muchos siglos que tendría México de recuperar lo que le fue robado.
Como la historia la escriben los ganadores, los nombres de Benito Juárez García y del General Ignacio Zaragoza están escritos con letras de oro en las paredes el Congreso de la Unión, las tropas francesas fueron proclamadas invasoras, sus aliados que buscaban rescatar lo perdido fueron fusilados y declarados traidores a la Patria y el cinco de Mayo se oficializó como un día de gloria para México y se celebra cada año en Washington D. C., U. S. A., con la sonrisa estúpida y embriagada del pueblo mexicano ignorante de su historia (no todo, por fortuna).
Quiero dejar bien claro que los Estados Unidos de Norteamérica no son los malos de la película, los mexicanos que se han dejado corromper por ellos son los que deben ser enjuiciados, Benito Juárez en primer lugar. Para los traidores a la Patria: ¡Feliz Cinco de Mayo!